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sábado, 1 de julio de 2017

“Segundo Seminario Regional sobre Prostitución y Trata de Personas” - Marcela D´Angelo


 

 
(Continuación del Congreso Latinoamericano sobre Trata de Personas. III Modulo)

 
Fecha: 30 de junio.
 
Lugar: Colegio Don Bosco. Calle Chaneton 955. Neuquén capital.
Organiza: Dirección General de Trata y Prostitución de la Subsecretaria de las Mujeres.

 

Redes de prostitución


Las trampas del heteropatriarcado capitalista




Marcela D´Angelo

 



Vamos a empezar por exponer cómo se define el delito de trata de personas. Este delito se configura mediante cuatro acciones: captar, acoger/recibir, trasladar y ofrecer a personas con fines de explotación.



- Captar significa atraer a una persona. Se puede captar a través de la voluntad, el afecto o a través de otros métodos cuya finalidad es “dejarla atrapada”. Hay diversos medios de captación, desde el “amor romántico”, las adicciones, las redes de Internet, hasta el secuestro. Toda esta gradación nos habla de la infinidad de “recursos” que tienen las redes. La captación necesita de la obediencia, la subordinación a la “autoridad del otro”. Y, en todo caso, si esto falla, se utiliza la “violencia merecida”. Sospecho entonces que la representación de los medios de comunicación como encadenamientos, es tramposa. Las cadenas están grabadas en la subjetividad de todas nosotras, eso se oculta.



- Acogida es la acción de recibir a una persona; en general, se refiere a acciones de gentileza. Sería asimilable a: recibimiento, cobijo, aceptación, todos sus sinónimos. Pero aquí, en realidad, debemos pensar en los antónimos de acogida para comprenderla, pues lo que sucede en las redes de trata cuando se le da “acogida” a una víctima es todo lo contrario, es decir, abandono, rechazo, desamparo. Curiosidades tramposas del lenguaje retórico; las mujeres sabemos bastante de ello.



- Trasladar se refiere a hacer traslados, ya sea dentro del país (trata interna) o hacia otros países (trata internacional).



- Luego, hay una expresión que inquieta: ofrecer con fines de explotación. Pero esos fines pueden ser varios y, aun no consumados, el delito se constituye de todas formas. Hay trata con fines de explotación sexual, de trabajo esclavo, de extracción de órganos, etc. La más importante es la de explotación sexual, y se refiere a promover, facilitar o comercializar la prostitución ajena, o cualquier otra forma de servicios sexuales ajenos. De ella, son víctimas las mujeres y las/os niñas/os. Y es sobre este tema sobre el cual les quiero hablar.



La trata, que tiene como fin la explotación sexual, está ligada indisolublemente a la Institución de la prostitución, al heteropatriacado que, en su “maridaje” con el neoliberalismo, convierte todo en mercancía y habilita a los seres humanos para el uso de otros (mayoritariamente, varones). Es justificada por algunas/os como la “libertad de elegir la propia explotación”, en nombre del capitalismo más descarnado. Por otra parte el tráfico de personas para la explotación sexual se usa para promover el “despegue económico” de países en crisis (Rosa Cobo en “Ensayos sobre la prostitución”): el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional exigen a los países endeudados que edifiquen una industria del ocio y del espectáculo que haga posible el pago de la deuda (Jeffreys: 2011; Sassen: 2013)..y la industria del ocio está ligada a la Industria de la prostitución. De hecho, durante los años sesenta, en Tailandia, el ministro del Interior defendió públicamente la expansión de la industria del sexo para promover el turismo y facilitar el despegue económico del país. Es decir, la trata con fines de explotación sexual tiene una particularidad propia: el fin está naturalizado por la mayor parte de nuestra sociedad y hasta promovido por muchos estados. Nadie propondría regular el trabajo esclavo para terminar con las redes de trata con ese fin. Ridiculeces como estas hay varias; sin embargo, tramposamente, cuando nos enfrentamos con la temática de las personas tratadas para ser prostituidas, lo tenemos que discutir específicamente.



Por ello pregunto: ¿podemos hablar de redes de trata para la explotación sexual sin nombrar la Institución de la prostitución? ¿Que se haría con esas miles de mujeres y niñas/os captadas, recibidas y trasladadas si no existiese una forma de “ganar plata” mediante su incorporación al circuito de la prostitución? Al final del camino de la trata, invariablemente, hay un prostituyente (mal llamado “cliente”) que espera ejercer su poder y demostrar su condición de “macho” heteropatriarcal sobre esas mujeres, sobre esas/os niñas/os, siempre pobres provenientes de países empobrecidos. De no existir quien pone el dinero para ejercer su violencia (poca o muchísima, sobre cuerpos previamente “domesticados”), no existiría la captación. Sin las ganancias fabulosas que proporcionan esos cuerpos, sin su aporte al capitalismo el “negocio” se caería y, con ello, lograríamos que al menos el 80 % de la trata de personas existiera. Esto nos habla de que la trata es consecuencia de la prostitución. ¿Parece fácil, no? Si los varones no consumen prostitución, se acaba la trata de mujeres y niñas/os para ser prostituidas. Sin embargo, a la vez, es difícil hacerle comprender al genérico varón del patriarcado que, si hay mujeres, niñas/os, travestis y transexuales desparecidas/es, prostituidas/es y muertas/es, es a causa de su costumbre de “ir de putas”.



Entonces, ¿por qué se habla habitualmente de redes de trata? No alcanza con que le agreguemos: “para la explotación sexual”, porque dejamos abierta la puerta para que nos digan, desde el regulacionismo, que la explotación sexual solo existe cuando está presente el forzamiento (trata). Las redes de trata se usan como una de las formas de incorporar “mercancías” para el consumo en la prostitución.



Nos parece importante reflexionar sobre esto: la trata es solo un componente más del sistema prostituyente, donde hay tratantes, fiolos, proxenetas, prostituyentes (mal llamados “clientes”), redes de taxis, cadenas de hoteles, medios de comunicación, lavadores de dinero, complicidades desde los poderes del estado, naturalización de toda la sociedad y hasta sindicatos que cobijan con falacias a operadoras del proxenetismo internacional que hacen lobbies para reglamentar/regular la prostitución. Dentro del sistema prostituyente hay violencia, sufrimientos, muerte. Para tener conciencia de esto, solo es preciso hablar con las sobrevivientes, ejercitar la empatía, ponernos en su lugar.



No es solo “una forma de decir”, es una trampa tremenda que nos tiende el patriarcado, su aliado, el capitalismo racista y discriminador, y sus socias regulacionistas. Es la utilización de nuestras luchas para sostener los intereses de los prostituidores, la utilización de las teorizaciones que hacemos desde el feminismo y desde las organizaciones que defendemos los DDHH. Así, invisibilizan que las redes de trata son una consecuencia de la Institución de la prostitución. Ficcionan luchar por que desaparezca la trata, construyen la tramposa división entre prostitución y trata, pretenden hacer creer que una no tiene nada que ver con la otra. Y, una vez lograda esta percepción por parte de la sociedad, presionan para reglamentar la prostitución que denominan, retóricamente, “autónoma”. Ocultando tramposamente que no puede haber libertad de contrato en sistemas sociales edificados sobre dominaciones.



Pero, ¿qué pasa cuando la prostitución está reglamentada? Solo debemos retroceder algunos años en nuestra historia. La reglamentación de la prostitución, por parte del Estado, comienza en Rosario entre 1874 y 1932 y, en Buenos Aires, entre 1835 y 1934. La práctica heteropatriarcal de prostituir mujeres es la violencia más antigua y cruza todos los sistemas políticos. Hoy, con el neoliberalismo, se ha convertido en un fabuloso negocio global. El heteropatriarcado ha establecido dos estratos bien diferentes: arriba están los varones y abajo, las mujeres y los demás géneros. Traducido quiere decir que los varones han aprendido a través de siglos de cultura heteropatriarcal que las mujeres están para “su uso”, como “incubadoras” o como “juguetes”, que son “cosas” a su servicio. En la prostitución, además, son propiedad “en alquiler” de todos ellos y, especialmente, de sus tratantes, proxenetas o fiolos. El neoliberalismo ha convertido a los cuerpos prostituidos en fuentes de ganancias.



La prostitución autónoma es inexistente, es otra de las trampas del patriarcado. Queremos subrayar esto: todas las personas en situación de prostitución tienen un “facilitador” atrás, aun sin la existencia de estos personajes, porque el sistema heteropatriarcal-capitalista es nuestro más firme cosificador, el que promueve la sexualizacion de los cuerpos femeninos. Darle a una persona el atributo de “cosa sexual al servicio de otro” es una condición esencial para que exista la violencia de la prostitución y todas las demás violencias. El explotador sexual es el prostituyente, quien abusa de la sexualidad de la persona prostituida y suprime sus derechos humanos a la dignidad, la igualdad, la autonomía y el bienestar físico y mental (Kathleen Barry). Sabemos que el “servicio” que los varones pretenden de las mujeres no está solo reflejado en la institución de la prostitución, sino también en la institución del matrimonio, que identifico como otra de las trampas del patriarcado para adueñarse de nuestras voluntades, para que no quedemos “sin dueño”. Nombramos esto último solo para que lo tengamos en cuenta, ya que hablar de ello sería ampliar demasiado la reflexión que les queremos traer en este momento.







Lo real es que, a partir de los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX, decidieron reglamentar, desde el Estado, el uso de los cuerpos de las mujeres. Basaban esta decisión en los principios del sanitarismo, por la gran afectación de las ETS y para cuidar que varones puedan acceder “fácil y seguro” a los cuerpos que desearan. De este modo, hacían revisaciones periódicas sobre los “personas a consumir”, mantenían a las mujeres y niñas encerradas en prostíbulos o casas de tolerancia y les daban un carnet que las congelaba en el lugar de “putas”. Bien separadas, como la doble moral lo exige, las “buenas” de las “putas” que, como todas/os sabemos, es la palabra que nos define ni bien nos comportemos por fuera del “rol esperado”. Debemos notar la coincidencia de argumentaciones tramposas con nuestras lobistas del siglo XXI antes la sífilis, la gonorrea y ahora el HIV-SIDA: siempre el “piadoso” sanitarismo.



Lo que se logró con esta reglamentación es que los proxenetas arriaran carradas de mujeres desde Europa, que constituyeran redes de trata importantísimas. Las mujeres no se han incorporado nunca a la prostitución alegremente, como los mitos prostituyentes lo han construido. De otro modo, no se entiende por qué deberían haberse armado estas grandes redes de trata una vez establecidos los proxenetas como empresarios ó por qué están hoy estas redes más difundidas aún. El negocio de explotar cuerpos era y es brillante, y los proxenetas constituidos en empresarios no lo iban a desperdiciar. Buenos Aires empezó a poblarse de europeas traídas aquí por las redes de trata. La Zwi Migdal es la más conocida, pero no la única. La trata de personas para incorporarlas a los prostíbulos no era novedd, sin embargo lo increíble era la ampliación y el perfeccionamiento que había adquirido bajo la reglamentación. En el libro La Polaca, Raquel Liberman relata el calvario de estos prostíbulos para esas mujeres/niñas “de vida alegre” según la cultura prostituyente. Otra tramposa coincidencia con la actualidad: las lobistas del siglo XXI nos “cuentan” que la vida de una puta es “alegre” y “divertida”.



En aquel tiempo, al igual que hoy, se hablaba de la gravedad de “la trata de blancas” (hoy trata de personas). El criterio es el mismo: subordinar la prostitución a la trata, invisibilizar que es un medio de incorporar personas al sistema prostituyente con la finalidad de seguir sosteniendo la “industria de la prostitución” o como la denomina Sheyla Jeffreys “La industria de la vagina”. Así, debatimos sobre las mujeres incorporadas por la trata, es decir incorporadas a la prostitución mediante forzamiento, y éste ligado a la “explotación sexual”, quedando un “hueco” donde se cuela la prostitución llamada tramposamente “autónoma”. Al poner el acento en las redes de trata la institución de la prostitución no se interpela.







En el antiguo reglamentarismo, la sociedad toda hablaba y se cuestionaba la trata, la prostitución estaba hipernaturalizada. Estas regulacionistas del siglo XXI intentan hacer lo mismo. Tropiezan con el abolicionismo, con los DDHH, con personas sensibles que al menos dudan si esto será cierto. Nosotras decimos que estas son trampas argumentativas para defender la explotación ajena. En aquella época, y en un país católico como Argentina, la prostitución era vista y justificada como “un mal necesario”; en la actualidad, es vista como el ejercicio de la libertad neoliberal, la libertad de la propia explotación. Pero siempre con el mismo empoderado: el varón patriarcal; siempre con las mismas víctimas de explotación: mujeres, niñas/os, travestis y personas trans, las personas pobres y vulnerabilizadas por el sistema. Todos cuerpos disvaliosos para el heteropatriarcado-capitalista. ¿Será otra trampa?







El antiguo Reglamento de Prostíbulos de Buenos Aires, dictado en 1875, decía: “No podrá haber en los prostíbulos mujeres menores de 18 años, salvo que se hubieren entregado a la prostitución con anterioridad”. Es decir, sí, podía haber menores. Otra coincidencia: la hipocresía es un continuo de estas reglamentaciones/regulaciones. Hoy nos dicen que es para proteger a las personas prostituidas, nos hablan de la prostitución autónoma, de los derechos a la salud, de los derechos a la jubilación. Nos esconden que en realidad protegen al consumidor prostituyente garantizándole stock permanente a su gusto y parecer. Protegen a los proxenetas, que pasarán a ser empresario. Protegen a la trata, que pasaría a ser “traslado laboral”. Protegen sus ganancias extraordinarias. Nos esconden que la prostitución autónoma es inexistente y que el derecho a la salud bajo la cual se escudan es una trampa del sanitarismo que no dio ni dará sus frutos nunca, porque el “usuario” no está “carneteado”, ni fichado, ni controlado y así contagia y a su vez es contagiado. Tampoco nos dicen que la jubilación se puede sacar sin necesidad de regulación alguna: hoy en día, muchas de las mujeres de AMADH lo están. En resumen, otra trampa: nos quieren hacer creer que defienden derechos, reglamentando violaciones.







La prostitución, cargada siempre sobre las espaldas y la decisión individual de las personas prostituidas, otra de las coincidencias de aquellas con estas S XXI. No nos dicen que en realidad es un problema social, basado en la opresión, que tiene lugar en un determinado sistema de relaciones de género y de clase. Los contextos en que se dan estas relaciones son de desigualdad social, sexual, política, étnica, económica y cultural entre varones y mujeres, niñas/s, travestis y trans. Hoy como ayer, la prostitución reglamentada/regulada es “de encierro”. Al punto de que las mujeres de la reglamentación de aquella época no podían acercarse a las ventanas de los prostíbulos, no podían circular solas por las calles, sino acompañadas por su proxeneta. Ahora, la proponen tramposamente como “prostitución autónoma”, pero cada mujer sabrá que, si se quiere independizar de la inscripción como “trabajadora sexual”, lo que le espera es la persecución policial, ahora legalizada, y el obligatorio encierro. Eso, tramposamente, tampoco lo dicen.







En la actualidad, nos dicen que reglamentando la prostitución podemos combatir la trata. Argumento que antes no se les había ocurrido. Se reglamentó la prostitución solo para facilitar el acceso de varones a los cuerpos de las mujeres (tiempos de inmigraciones varoniles) y porque les preocupaba prevenir las enfermedades venéreas, lo cual fue, como ya hemos dicho, un fracaso rotundo. Y es en estos tiempos de DDHH atentos que surge la justificación de que reglamentando se iría a “combatir la trata”, y se buscan argumentos “sensibles” para introducir el proxenetismo empresarial en nuestras sociedades. Siempre, el varón invisibilizado.







En la prostitución, el ejercicio de la sexualidad se transforma en ejercicio de poder de un macho amparado por todo un sistema que lo legitima, un sistema de violencia, de exhibicionismo entre pares, de “hombría”, de demostración de heterosexualidad explícita. De allí viene la autoproclamación de ser “prostituyente” de tener “lotes de mujeres”, de ser “putero”. Se pavonean aprovechando que su responsabilidad está invisibilizada. A su vez, escuchamos a mujeres dañadas por el heteropatriarcado (y aquí dejo afuera a las gerentas del regulacionismo) haciéndole coro a estos prostituyentes e idealizando la prostitución, poniéndole el glamour que no tiene. Cada una de las familias heteropatriarcales que forman nuestra sociedad prefiere ver a su hijo abusando de una mujer prostituida que sospechar de su homosexualidad. Los padres acompañan el “debut” de sus hijos, asustados por su retraso, si así sucediera. Por ello, hablamos de las trampas del heteropatriarcado, porque se supone que todas/os /es, al menos las “gentes honestas”, defendemos los DDHH y, sin embargo, nos vemos reflejados en estas violaciones.







El sujeto social de opresión y explotación del patriarcado es el genérico varón heteropatriarcal: si no reconocemos al opresor, no podemos terminar con la opresión. Si aceptamos todas sus propuestas sin cuestionarlas, no podemos avanzar. El feminismo tuvo siempre la virtud de la sospecha, nosotras la rescatamos absolutamente. Sospechamos de quienes nos decían, y hoy nos siguen insistiendo en que no servimos, que ser madres es nuestro destino, que “mejor, quédate”, que la violencia es “por los celos”, que no tenemos derechos, que “siempre fue igual”, que los hombres tienen “urgencias”, que el sufrimiento es redención, que aguantemos, que obedezcamos, que “no es acoso, es galantería”, que la prostitución es un trabajo como cualquier otro. Un conjunto de creencias y estereotipos que no hacen más que legitimar la prostituciòn. Así, el patriarcado nos prepara la subjetividad para ser captadas, prostituidas, ya que solo debemos tener cuerpo de mujer. Todo lo demás es formateo cultural.







Entonces, retomemos: ¿qué significa hablar solo de “redes de trata”? Es hablar solo de prostitución forzada porque, como dijimos al principio, la trata es una forma de introducir mujeres y niñas/os para que sean consumidos por varones prostituidores. Hay más formas de incorporarnos al sistema prostituyente: la miseria en la que nos vemos sumidas las mujeres (las más pobres de los pobres); la carga de las hijas/os, que cae siempre sobre nosotras; la falta de formación, que es más grave siendo mujer, travesti o trans; la cultura patriarcal, que nos hace entender desde pequeñas que siempre debemos estar al servicio de otros; la “cosificación” permanente de nuestros cuerpos, entre otras. El sistema capitalista nos convence de que somos tan libres que podemos autoexplotarnos, en cualquier esfera en que nos desempeñemos. En la prostitución, lo podemos escuchar ni bien “sintonicemos” con alguna/o que proponga su reglamentación/regulación. La prostitución es un sistema fundado en la desigualdad de clase y de género. La mayor parte de las personas prostituidas ingresan en este circuito de violencia y explotación a una edad promedio de 12 o 13 años (Marcela Rodriguez: Tramas de la prostitución y la trata con fines de explotación sexual, disponible en http://www.ciepp.org.ar/). Pero, de todas estas formas de incorporar personas para ser prostituidas, no se habla. No se habla de la responsabilidad del varón prostituyente, ni de la Institución de la prostitución. No se hablaba en épocas de reglamentarismo y no se habla en la actualidad, cuando no se cumple el abolicionismo, ratificado por nuestro país y la prostitución sigue naturalizada, lo que es aprovechado con argumentaciones tramposas en defensa del proxenetismo.



Por eso, para terminar con las redes de prostitución para la explotación sexual y su consecuencia, las redes de trata con esta finalidad, tenemos que abolir el sistema prostituyente. Cumplir con los convenios internacionales que hemos ratificado, con las leyes sancionadas pero faltas de presupuesto (Ley 26.485, de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales, y Ley 26.842, contra la trata de personas). Pero también necesitamos un cambio cultural, que cada una/o/e de ustedes sea consciente del daño que se provoca a millones de seres humanos. Que si no lo queremos para nuestros seres más allegados a quienes amamos, no lo tendríamos que querer para nadie. Convengamos que debemos cambiar nuestra cultura y asumir que somos diferentes, pero no desiguales. Para este cambio cultural necesitamos el aporte del Estado, que es responsable, pero también la colaboración de toda la sociedad, de todas/os/es nosotros/as/es. Asumámoslo: somos responsables.



Desde la Campaña Abolicionista decimos que el abolicionismo es la única opción desde los DDHH, que se le puede dar a esta explotación económica y sexual constitutiva del heteropatriarcado, que logró en el capitalismo más salvaje argumentos de sobrevivencia.



Ni una persona más víctima de las redes de prostitución y ni de su consecuencia, las redes de trata para la explotación sexual!!







(*) Heteropatriarcado: se refiere a una sexualidad binaria controlada por varones dentro de un sistema Jerárquico de varones.

“Segundo Seminario Regional sobre Prostitución y Trata de Personas” - Adriana Garcia


 
 
 
 
(Continuación del Congreso Latinoamericano sobre Trata de Personas. III Modulo)



Fecha: 30 de junio.

 
Lugar: Colegio Don Bosco. Calle Chaneton 955. Neuquén capital.

Organiza: Dirección General de Trata y Prostitución de la Subsecretaria de las Mujeres.

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Exposición de Adriana García

 El tema de mi exposición será:

                        Prostitución   y   Violencia de Género

                        Cuerpos y subjetividades en disputa

                                            
 
 
 
 
 
                                                 ..hay dolores que han perdido la memoria y no          
                                                saben que son dolores
”. Voces, Antonio Porchia   

 

  Elegir este tema significa poner en palabras, las vivencias transitadas en diversos espacios como   capacitadora en  cursos y talleres sobre prevención de Violencia de Género,    donde   las personas asistentes, en un 98 % mujeres, la mayoría de ellas profesionales de Trabajo Social, psicología social, psicología, algunas personas de derecho, que venían por ese plus de  formación, que no recibían en sus recorridos educativos, en su búsquedas y en sus prácticas,  no relacionaban la prostitución, como una de las violencias hacia la mujer, ante la enunciación del tema: prostitución y trata, manifestaban un claro repudio ante la trata  ( aunque ésta mayoritariamente estaba asociada al secuestro),  pero casi siempre aparecían dudas  ante la Prostitución.

                     Acercarse al tema resultaba difícil, podía observarse la falta de interpelación personal, o cierta confusión ante la circulación dentro de algunos ámbitos académicos o de formación formal e informal, de teorías que:

 

Apoyan la  existencia de una forma forzada y otra “libre” de ejercer la prostitución,

Rechazan la prostitución infantil  pero sin analizar que alli, la niñez És prostituída, siempre oculto  el actor principal,

Avalan la postura de legitimar el uso de la  violencia si hay “consenso”,  o sea que  alguien: puede consentir libremente su propia opresión o daño

 Diferencian la  acción a puerta cerrada o en la calle,

Y  prostitución versus trata, sin decodificar que la trata se constituye para satisfacer la demanda de prostitución, y que existen mujeres tratadas, paradas  en una esquina,  

 Y la que  considera un trabajo como cualquier otro porque cada quien hace con sus cuerpo lo que quiere, y el trabajo sexual..empodera a las mujeres.

 La sexualidad está en la base de la desigualdad de género, construyendo la identidad y la subjetividad, y que en la prostitución ,no se compra un servicio sexual, sino a la mujer misma, postularla como trabajo, oculta a  una clase dirigente  que desde centrales de trabajadores u otras organizaciones, reciben financiamiento del exterior por parte del proxenetismo internacional y del negocio prostibulario del que forman parte, para llevar a cabo acciones públicas, investigaciones, viajes,  congresos,  y para continuar convirtiendo en objetos, a quienes por su extrema necesidad material y/o  simbólica, llegan a la prostitución como único o último recurso, situación que ostenta en su base, la violencia de género, que construye una categoría de mujeres, disponibles para la satisfacción de la sexualidad masculina, convirtiéndola en mercancía, cuyo deseo y placer no tiene cabida, evidenciando en todos los casos que esa violencia esta basada en la relación jerárquica entre varones y mujeres. Eran evidentes además los  prejuicios  y mitos  basados en los estereotipos   

ES EL OFICIO MAS VIEJO DEL MUNDO

ES UNA FORMA SENCILLA DE GANAR PLATA

LO HACEN PORQUE LES GUSTA

LO HACEN DE FORMA VOLUNTARIA

LA PROSTITUCIÓN VIP NO ES LO MISMO QUE LA OTRA

LO HACEN PARA ALIMENTAR A SUS HIJO/AS

SI LA PROSTITUCIÓN NO EXISTIERA HABRIA MAS VIOLACIONES

LA MUJER ES LA QUE PROVOCA AL VARON

TODAS LAS MUJERES SON PUTAS

 

Mitos y  prejuicios,   que justifican  la opresión de los varones sobre las mujeres y son  naturalizados por la sociedad, dificultando la reflexión personal y favoreciendo la desconexión entre  prostitución- trata y  violencia de género, siendo la explotación sexual de mujeres, de niñas/os, de trans y travestis, su  expresión más  terrible y detestable.

Intentar entonces, desmontar estos mitos que se asientan en siglos de dominación y poder percibir que la esclavitud y el terrorismo sexual son  unos de los ejes del sistema patriarcal, era difícil...había que demostrarlo desde el propio cuerpo, y así recordando, evocando, actuando, leyendo, el cuerpo hablaba de viejos abusos y maltratos siempre presentes, de violaciones maritales ahora con un nombre, más allá del amor con que hayan sido recibidos esas hijas  o hijos , entendiéndolas como violencia, enfermedades que gritaban abusos infantiles sin haber podido contarlos nunca, y  sentir que solo somos un cuerpo..un cuerpo con memoria, un cuerpo donde todo acontece,  un constructo social y tierra de nuestra subjetividad.

 Este trabajo con el cuerpo permitió poder acercarse al cruce abuso,  prostitución y trata, abuso,  un cuerpo siempre disponible para un otro, que impone su sexualidad e imprime un modo de recibir afecto, que impone reglas: el miedo , el secreto y la disociación necesaria, modos que se  replicaran a lo largo de la vida en lo relacional, si el trauma no es tratado como debe,  se pudo evidenciar entonces el porque de las estrategias del inexistente SAP ( Síndrome de alienación parental) usado como defensa de abusadores y pedófilos..para lograr impunidad y dejar de investigar casos de abuso infantil paternofilial, dejando nulos los esfuerzos de equipos médicos.. peritos y sobre todo a las madres en la mas terrible soledad y abandono y a niñes revinculados con sus padres abusadores, fue  poder vincular  entonces , que la mayoría de las mujeres en situación de prostitución fueron victimas de maltratos y abusos en su infancia, con el silencio cómplice de la sociedad y todas la revictimizaciones posibles, tuve ocasión de escuchar estos relatos en boca de una “trabajadora sexual”, que se quebró al recordar su infancia, dejando a quienes la habían invitado, a contar su glamorosa experiencia empoderante, sin habla: ante ese quiebre inesperado,  que nos dicen a las claras las condiciones materiales y SIMBÓLICAS que las han puesto en ese lugar, libre elección?? Elige libre la niña de 4 5 6 7 años abusada, vendida o explotada cuando llega a los 18 y ya tiene cuasi un destino?  O cuando han sido vulnerados los mas básicos derechos  a la educación, a la salud, a la vivienda, al trabajo, a la cultura, a la integridad física?..es solo la Trata el problema?

 

 “….la  esclavitud sexual es uno de los fundamentos de la sociedad patriarcal, por lo que su desaparición solo será efectiva cuando sea abolido el orden social que la produce”  1 (HALL, 1998)

 

El problema de la trata, es la prostitución, si no hay prostitución, no hay trata, ya que ésta existe para reclutar mujeres, niñas / niños, personas trans, travestis a veces hombres; para su violación sistemática, y para incrementar el negocio de los traficantes, proxenetas, funcionarios, legisladores, empresarios, fiscales, comisarios y jueces que participan del negocio.

La prostitución es abuso, llevaría tiempo hablar de las relaciones, abuso, prostitución y trata pero veremos brevemente sus coincidencias: por ejemplo en

El  SAP (síndrome de alienación parental, un inexistente síndrome, es una estrategia judicial perversa que acusa a las madres de “lavarles la cabeza” a sus hijos en contra de sus padres, capaces de inventar actos tan horrendos como los que supone que un padre abuse sexualmente de sus hija/os, estrategia que subestima la contundencia de las pruebas del relato,  o las de los dibujos de esas  niña/os, de los informes de los cuerpos médicos que categóricamente determinan que esas niñas/os han sido abusados por sus padres varones.

Así el SAP se suele utilizar como argumento de defensa, de abusadores y pedófilos para lograr su impunidad y no investigar uno de los delitos más aberrantes como lo es el abuso sexual infantil paternofilial,   desarticulando las redes de atención que actuaron previamente y dejando a quienes operan en el tema, en la impotencia, el burnout y el más extremo cansancio, entonces el cruce entre abuso  prostitución y  trata, podemos intuirlo por similar, al decir que el abuso nada tiene que ver con las necesidades sexuales de un varón, (son prácticamente 99% varones los perpetradores), padres, padrastros, abuelos, tíos, padrinos, amigos de la familia o hermanos mayores, y que aquellos que acosan, abusan o atacan sexualmente a su hija o hijo (aunque en menor medida, los niños son también abusados)  solo lo hacen por “poder” esa sensación es la que los excita,  la inermidad o la  vulnerabilidad de la víctima.

Puede decirse casi sin error, que la mayoría de las mujeres en situación de  prostitución, han sufrido abusos y maltratos en la infancia, transitados por el silencio  culposo o cómplice, la impunidad y todas las revictimizaciones posibles.

            “Como si en la infancia no estuvieran ocultas las raíces de toda la vida”                      

                                                                     Alice Miller –El  drama del niño dotado

            

 

        Quienes transitamos por espacios que trabajan con temas de violencia y abuso, sabemos que la palabra prostituta y puta forman parte del discurso del violento y están presentes durante  los castigos, correcciones, humillaciones y en la máxima expresión: el femicidio. Sobre este tema pueden dar fe los equipos como la Oficina de Violencia Domestica o aquellos que reciben las denuncias ante violencia  de género.. hace pocos dias, se halló el cuerpo de una mujer que era buscada intensamente,  descuartizado, y en su espalda, grabada a cuchillo la palabra PUTA..por todo esto es que podemos ver que  la prostitución es un problema teórico, político y ético..

 

  “………..Mientras cursaba la escuela secundaria visité por primera vez, junto con una profesora y un grupo de compañeras, el hospicio de mujeres de Lomas de Zamora. En un momento dado, me entretuve hablando con algunas de las internas y, cuando quise volver a reunirme con mi grupo, ellas me señalaron un

atajo. Así me encontré atravesando lo que después supe era el pabellón de mujeres que habían estado en situación de prostitución. Me llamó la atención la gran cantidad de mujeres que había en ese pabellón. Cuando le pregunté al Director por qué esa cantidad me contestó “Son muchas por las cosas que les hicieron y las que les hicieron hacer”

                            En ese momento fui testigo del costo de esa forma de vida. Lo innegable era la destrucción que para estas mujeres había significado. También me pareció innegable su padecimiento. Fue a partir de tal circunstancia que se me impuso un interrogante: ¿Qué acontecimientos pudieron producir un daño tan profundo como extenso?            

                                                                                Lic. Magdalena González –

 

 

 

 Hablamos de la profunda desigualdad entre los sexos, sosteniendo al sujeto social que ha creado el patriarcado, que coloca a las mujeres en el lugar de un objeto de menor valor, y también para ser consumido,  hablar de prostitución es acercarnos a una problemática  sumamente compleja y de difícil abordaje, que debe ser observada bajo diversos aspectos: imaginarios sociales, condiciones materiales y subjetivas, sistemas jurídicos, Derechos Humanos de las humanas, restitución de los mismos a las personas en situación de vulnerabilidad, las enormes ganancias económicas derivadas del negocio de la pornografía, del turismo sexual, de la misma explotación de mujeres y niña/os y de cómo, se  agigantan éstas en el empalme devastador entre capitalismo y patriarcado

                

            ..“Bajo formas cambiantes según tiempo y lugar, las mujeres han sido consideradas seres cuya humanidad es problemática (más peligrosa o menos capaz) en comparación con la de los hombres. A la dominación sexual que este prejuicio genera la llamamos patriarcado y al sentido común que lo alimenta y reproduce, cultura patriarcal                                                                   3

Boaventura de Sousa Santos

  En su artículo 1º,  la Declaración de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres,  durante la Conferencia Mundial de los Derechos Humanos celebrada en Viena en 1993, y en la Conferencia de Pekín, la violencia de género fue definida como "cualquier acto de violencia basado en el sexo que dé lugar o pueda dar lugar a un perjuicio o sufrimiento físico, sexual o psicológico de las mujeres, incluidas las amenazas de tales actos, la coerción o las privaciones arbitrarias de libertad, ya ocurran en la vida pública o en la privada".

“Las mujeres en situación de prostitución son el grupo de mujeres que sufre las mayores violaciones y los niveles más altos de violencia en todo el mundo. La relación entre los proxenetas y las mujeres en prostitución es muy similar a la que tienen las mujeres víctimas de violencia en el ámbito familiar y sus victimarios. A veces están encerradas por la fuerza en los burdeles, encarceladas, con los proxenetas. Claro que es un problema de violencia contra las mujeres. Se puede pensar en que es un trabajo si se olvida que hay una relación desigual entre esos hombres y las mujeres; hay fuerza física de por medio, con golpes y con armas, y también hay otras formas de violencia asociadas, la pobreza, el racismo, la edad.” 4Catherine A. MacKinnon 

 

La situación de la mujer prostituída, es  muy parecida  a la de una mujer maltratada, víctima de violencia de género.

 Al igual que ella, generalmente no denuncia, aguanta por miedo, por falta de alternativas laborales reales, por tener una subjetividad arrasada, por formas sutiles o brutales de coerción no siempre demostrables, por falta de recursos sociales y económicos y por el estigma social que recae sobre ella.

 Otro motivo a sumar para su permanencia junto al maltratador o proxeneta es el daño que genera la misma violencia, llamado ” Estrés Post Traumático COMPLEJO” , por la psiquiatra Judith Lewis Herman, que con esta aportación ha puesto las bases, para la consideración diagnóstica oficial en psiquiatría, de las secuelas del trauma interpersonal prolongado y repetido, que incapacita a las víctimas para salir de la violencia, al crearse un vínculo traumático con el maltratador o el proxeneta que confunden con amor. 

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A causa del sometimiento a un control totalitario personal del que no se puede escapar durante un tiempo prolongado, se produce una adaptación al control y al maltrato. Algunas de sus características son por ejemplo:

-Ansiedad: conducta sumisa

-Olvido de  los acontecimientos traumáticos más graves, o  minimizarlos

-Indefensión o parálisis de iniciativa, permanente tristeza, culpa, desesperanza

-Profunda soledad, creencia de que ninguna otra persona puede comprenderla

-Preocupación por que el maltratador sufra algún daño

-Idealización del maltratador, gratitud paradójica hacia él

-Sensación de mantener con él una relación especial (amor). Aceptación de su sistema de creencias o racionalizaciones Desconfianza persistente de otras personas, aislamiento 

 -Fallos repetidos de autoprotección; revictimización; búsqueda repetida de un rescatador

-Somatizaciones

 

Podemos observar que la mayoría de estos criterios se corresponden con la expresión  “Síndrome de Estocolmo” el mismo es un término descriptivo para un patrón, de que hacer, frente a una situación traumática, en lugar de una categoría diagnóstica. La mayoría de los psiquiatras utilizan los criterios diagnósticos para el trastorno de estrés agudo o trastorno de estrés postraumático en la evaluación de una persona con síndrome de Estocolmo.

 

 

5 Herman, explica como el diagnóstico de Estrés Post Traumático (simple, no complejo), es insuficiente para describir el estado de las mujeres prostituídas:

 

 “La diagnosis de Estrés Post Traumático requiere un estresor externo, implicando claramente que los síntomas psicológicos resultan de condiciones materiales que oprimen a la mujer. Sin embargo este diagnóstico por sí solo, no articula completamente la extensión del daño psicológico causado por la prostitución. Con el tiempo, la permanente violencia de la prostitución, la humillación constante, la indignidad que representa y la misoginia social, provocan cambios en la personalidad”. Explica así la necesidad del concepto diagnóstico Estrés Post Traumático COMPLEJO.”

 

La violencia genera por lo tanto, una situación de indefensión aprendida que incapacita a la víctima para escapar; el mismo sistema perverso de la prostitución transforma a la víctima en una esclava sumisa.

Como se podrá observar la  violencia forma parte ineludible del mundo de la prostitución, violencia física, maltrato psicológico y emocional, y otras derivadas: violadas por fiolos y proxenetas, violadas durante el ejercicio de la actividad o por fuerzas de seguridad, etc

 

   Este no denunciar ¿significa que acuerdan con el maltrato, o lo consienten?

¿Deberían despenalizarse estas violencias, porque las víctimas no se van y parecen dar su consentimiento? Sabida es la respuesta más común ante la violencia de género, si no se va: es…. porque le gusta

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. Reconocer que la prostitución es una violencia no acabará con la prostitución al igual que la visualización de la violencia en la pareja no ha acabado con ella, pero nombrarla como violencia impedirá que los prostituidores se escuden detrás del consentimiento de la persona prostituida, al igual que actualmente no se permite que los maltratadores se escuden en que su mujer no los deja ni los denuncia   11 Mackinnon. Catherine.

 

Haber acompañado y acompañar los recorridos de las luchas de las compañeras de AMADH Asociación de Mujeres Argentinas por los DDHH (desprendimiento de quienes postulan la prostitución como trabajo, mientras ellas la consideran la máxima    expresión de violencia),  relatando que, durante sus trabajos de sensibilización tanto en Capital como en el Interior del país, lo único que demandan la compañeras en la calle es algún modo de salir de la prostitución, un trabajo que las aleje de la explotación, y les permita recuperar la dignidad.

.AMADH que ha apostado a la educación y al trabajo, a permitido con sus gestiones y proyectos, la primera promoción de mujeres electricistas, varios cortometrajes con premios internacionales, biblioteca, revista Mujeres con Voz talleres de fotografía,   serigrafía, obras teatrales, mujeres tamboras,  grupos de promotoras territoriales de salud, y una  permanente  lucha mediante proyectos de ley,  para derogar todos los códigos contravencionales que penalizan a las personas en situación de vulnerabilidad.

Cuentan además con un centro Educativo, que ya va por la cuarta promoción de mujeres que han iniciado y terminado su recorrido por la escuela primaria, esta brecha material, ¿puede haber dejado  libertad de elección a esa mujeres en situación de prostitución, mujeres que no sabían leer ni escribir, algunas de más de  60 años y aún paradas en la calle?  

 

Realmente, a quienes promueven y legitiman lo contrario, dentro de espacios académicos sobre todo, les sugiero vehementemente, que pongan su cuerpo con todos sus agujeros en una esquina, durante un mes, para ver si ratifican  la teoría del derecho a consentir, la propia opresión.

 

Volviendo al reclamo de las mujeres, si bien es verdad, que se ha avanzado, con diferentes programas*, que permiten allanar prostíbulos y rescatar mujeres explotadas, y concientizar, aún nos encontramos a nivel federal, con pocos recursos genuinos, que permitan la larguísima etapa de transición, que estas mujeres necesitan para  reparar las condiciones subjetivas y materiales por lo vivido, acciones que deben sostenerse  por un tiempo prolongado y con seguimiento de las mismas, para evitar un reingreso al circuito de explotación, revictimizadas,  se trata de restablecer una salud deteriorada por el paso de los años y el sufrimiento corporal, hasta la restitución de todos los derechos vulnerados, y la reparación económica necesaria, para ellas y sus familias, las que quedaban desamparadas con los largos períodos de cárcel que sufrían, violencia vicaria, llamaríamos a la de sus hijas e hijos.

 Hasta aquí brevemente,( ya que este trabajo no puede agotar la cantidad de instancias que intervienen,) hemos estado hablando del ingreso, daño, consentimiento y / o permanencia de las mujeres en la prostitución, cuando… la verdadera pregunta es:

  Porque tantos varones compran cuerpos de mujeres y niñas para satisfacer su devaluada sexualidad?

              Si bien es cierto que son los proxenetas y los tratantes quienes se benefician  con este negocio, gracias a la connivencia de varios actores, jueces, policía estados, medios de comunicación, nadie ofrece lo que no tiene demanda, y la misma se genera en este círculo poco virtuoso donde los pactos patriarcales, hacen del CLIENTE y el proxeneta,  socios para la ejecución de la misma violencia.

                ¿Es una entelequia el cliente?, es el eterno desconocido, en todos los  allanamientos a prostíbulos mostrados por los medios,  son solo las mujeres quienes aparecen, pues démosle entidad,  los CLIENTES son:  nuestros padres, hijos, hermanos, esposos, amantes, compañeros de trabajo, dentistas, médicos, jueces, profesores, carniceros, productores, locutores, recicladores, compañeros de militancia, y todos los etc. que quieran agregar, como también son ellos,  los consumidores de las personas transexuales y travestis a quienes buscan con sus autos en las llamadas zonas rojas, para no ofender en sus lugares las buenas costumbres, luego de saludar y arropar a su prole y besar a sus mujeres.

Los prostituyentes, demandan cada vez mujeres más jóvenes, extranjeras, exóticas, niñas pequeñas, discapacitadxs, hasta bebes, y con su dinero financian  la  trata de personas para la  prostitución.

En su  mayoría desprecian  a las mujeres que “compran” por pocos pesos o muchos euros o dólares.

               El prostituyente, obtiene  así una representación escenificada  o no, del poder de género que tiene sobre esa persona que prostituye,  reconstruyendo en cada acto su virilidad, su devaluada sexualidad, que se basa en la sumisión y acatamiento a su deseo, por parte de la persona prostituída, aumentando la imagen de sí mismo, al reforzar su machismo

Dado que el sistema prostituyente es sistémico, y no es fácil tocar sus variables en forma aislada, es imperioso visibilizar al cliente- prostituyente, sancionarlo socialmente, educarlo,  dentro del ámbito familiar, el educativo, en los medios de comunicación, etc. iniciando una cultura de la equidad, ya que sin esa sanción social, los problemas se perpetúan y cronifican.

 

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 7Carole Paterman explica la violencia hacia las mujeres a través de lo que denominó el contrato sexual (1988). La pensadora australiana sostuvo que la desigualdad entre los sexos (salarios más bajos, violencia de género, acoso sexual, violación, comentarios sexistas, falta de reconocimiento social, etcétera) es un producto de la especial reorganización patriarcal de la Modernidad. 

 

El contrato sexual (entre hombres) es el medio a través del que se instituyen, al tiempo que se ocultan, las relaciones de subordinación en el patriarcado moderno, insistiendo en desmontar la  idea de que las mujeres son personas  dueñas de sí mismas, y apuntando que se trata de  una ficción de la sociedad patriarcal, cuyo contrato sexual básico, no explícito, es que los varones tienen asegurado el acceso al cuerpo de las mujeres, y parte esencial de ese derecho es su demanda de uso de cuerpos de mujeres como mercancía.

 

.La prostitución se haya inscripta en las relaciones de opresión patriarcales, que colocan a los varones del lado del dominio y a las mujeres de la sujeción, a la vez, los varones tienen entre sí relaciones sociales jerárquicas, por clase, etnia, religión, edad, etc., pero al mismo tiempo se unen y solidarizan para compartir la dominación sobre las mujeres, estos privilegios cuando son aprovechados de forma natural, son el caldo de cultivo para la violencia de género.

La base de la  cultura patriarcal es la  desigualdad y como toda otra desigualdad, hace uso de la violencia material y simbólica, para sostenerse, dominar, disciplinar y  reproducirse.

 

  Estas asimetrías de poder se encuentran presentes  en todos los niveles de la organización social, incluida  la familia. Así es como la violación sexual, como  actitud dominante  masculina posiciona a los varones como sujetos de propiedad. El racismo y el etnocidio  son otras dominaciones que se vinculan a las violaciones sexuales.

Brevemente, solo algunos detalles sobre la violencia sexual en los conflictos armados;

“La violencia sexual en los conflictos armados tienen varias formas: violaciones sexuales masivas y múltiples por vía vaginal, anal y oral, mutilación de órgano sexuales, mutilación de fetos de mujeres embarazadas, actos humillantes como hacerlas bailar o desfilar desnudas ente soldados y otros actores armados, esclavitud sexual en las que las mujeres además de servicios sexuales desarrollan labores domésticas, embarazos forzados, códigos de conducta, entre otros “8(Montes, 2006).

 

Víctimas sospechosas

La cuestión del no reconocimiento de la gravedad de los delitos contra la integridad sexual, se suma al hecho de que sus víctimas son particularmente reacias a denunciarlos puesto que la denuncia hecha con el objetivo de lograr justicia las lleva al ostracismo social en sus comunidades. Donde quiera se las haya relevado - Corea, Balcanes, Ruanda, América Central y del Sur - las víctimas de violencia sexual pasan por un doble calvario: las violaciones, y el subsiguiente repudio por parte de su familia y su comunidad, para las cuales son culpables del crimen que padecieron. El ostracismo social y la consiguiente dificultad para denunciar estos crímenes son propios de los casos individuales de violaciones y violencias sexuales en la vida cotidiana, y se prolonga en los casos en que esas violencias se producen en el contexto de conflictos y enfrentamientos armados, y de represión. 9Grietas en el silencio.2011 introducción Marta Vasallo

         Esta situación fomenta una socialización de la sexualidad basada en la dominación del  cuerpo de la mujer, juguete o incubadora, pero siempre con dueño, desapareciendo el propio deseo, en función del placer y del bienestar de ese otro dominante.

 

                        Pornografía  o  la industria de la violación

 

Es muy complicado hablar de pornografía, es un tema cuasi vedado sobre todo en espacios académicos. El mal llamado material erótico degrada y explota a las mujeres y niña/os que son utilizadas en esa filmaciones o gráficas, que serán reproducidas a través del tiempo sin ningún control,  y porque llamarla industria de la violación?, existen diversas industrias algunas legales y otras ilegales, todas dejan cuantiosas ganancias, y para no perderlas se inventan guerras  y terrorismos varios, pasa con las armas , el petróleo, las drogas, el tráfico de personas para explotación sexual, si se invierte dinero, y si tanto dinero reporta, los intentos de no perder el negocio es obvio, la pornografía es la gran aliada de la trata, hoy en día es más grande que la de Hollywood, la pornografía es la teoría, la prostitución, la práctica, las viejas revistas Playboy, son cuasi Heidi a lo que significa el porno hoy, visto y replicado casi en su mayoría por varones, en el porno se ven mujeres siempre dispuestas a ser penetradas, humilladas, maltratadas, todo les gusta, a nada dicen que no, cómo, un niño o niña que ya desde los 10 u 11 años miran estas prácticas, ya que sus familias no tienen modo de controlar donde entran con sus tablet o celulares, lejos quedó el tiempo del filtro en la computadora, decía, como entienden que un no, es no, si han visto reiteradamente como se debe comportar una mujer y un varón durante sus relaciones sexuales, ni el ESI servirá para esto, si no nos apuramos.

Las situaciones permanentes de incesto que propone desde los llamativos títulos, “jugando con papi”, la bebe del tío, “ educando a mi hijastra” etc, aunque la llamen fantasía, son francas acciones pedagógicas, puede demostrarlo el crecimiento exponencial de los abusos, y la violencia y la “creatividad” en los femicidios. Una gran cultura de la violación.

Las redes que prostituyen a la niñez son globales, instituciones religiosas, con curas abusadores, encubiertos por el mismo Vaticano que los mueve a través de los países, para seguir abusando, por ejemplo a niñas y niños con hipoacusia,  como el caso del cura Corradi en el instituto Próvolo de Italia a Mendoza y la Plata en primera clase, esas redes: violan, prostituyen y graban pornografía.

         Si acordamos que, casi de modo general, nadie acepta  la pornografía infantil, aunque existe y es unos de los ejes de la pedofilia, en realidad de la pederastía, hay a lo largo del mundo 10.000 niña/os desaparecidos durante las últimas inmigraciones a Europa, y hay más de 9.000 niñes desaparecidos solo en Alemania, que nadie sabe donde estan,  producto de las guerras que azotan el mundo árabe y la devastación en Africa, o las niñas abandonadas en los orfanatos de China quienes las adoptan y para que.. no se sabe cuanta será la niñez “perdida” para explotación sexual y tráfico de órganos, pero a pesar de esto, nadie reivindica la pornografía infantil, en cambio no hay acuerdo en el caso de las mujeres, que  se considera, forma parte de un trabajo de actriz o de modelo, y si bien alguna mujer en prostitución la elige como modo de vida, no se diferencia de la prostitución, ya que en pornografía o en prostitución, se configura la misma explotación.

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La pornografía degrada y explota a todas las mujeres, ya que cuando el cuerpo femenino se convierte en un objeto, todas las mujeres quedan reducidas a ser destinadas a la gratificación sexual del varón,  para satisfacer sus supuestas necesidades, de un modo impersonal y sin la mediación del amor, pero que, luego de estas sesiones de excitación mediática, las propias parejas son las utilizadas como medio de experimentación de posturas o acciones degradantes, que han sido vistas en el material gráfico o en video,  además posiciona a las mujeres a la categoría de un depósito, en el que su compañero, “se alivia” luego de excitarse con las imágenes de otros cuerpos, o parte de ellos.

Si bien la pornografía hegemónica es terriblemente violenta, la mayor parte del porno no se comparte en sitios oficiales, sino en la dark web, la dark o deep web es la red de Internet más grande, extensa y “controlada” y de tan fácil acceso que ni deja rastro de quien accede a ella, ni su ip, ni datos de usuario, se puede comprar con moneda virtual, armas, drogas, personas, pornografía, órganos, etc. El porno en la dark web es mayoritariamente abuso infantil, niñas niños pequeños, bebés, que a veces mueren durante las filmaciones, eso se filma, eso se vende, eso se busca, eso se compra, estos videos y filmes pornográficos con tan altísima carga de violencia, son los llamados snuff, que además de la tortura, culminan con la muerte  real de la protagonista, un delito horrendo que se sigue practicando…y demandando. Interpelémonos ante tanta niñez perdida y que pasara con tantos  vientres subrogados, y con la mente de esos usuarios.

En definitiva deberemos prestar mucha atención, no solo las marchas ni los reclamos públicos harán la tarea.

 

 Decía George Orwell Quien controla los medios controla el mundo

                    En el heteropatriarcado capitalista y la globalización de los mercados, el cuerpo, o partes de él, son un producto más a consumir, la sexualidad se mercantiliza, cuerpos sexuados son presentados en las publicidades y en la mayoría de la prensa gráfica con una exhibición llamada “erótica”, convirtiéndose en una permanente escuela de prostitución, para todas las mujeres  de todas las clases sociales, grupos de edad y nivel educativo   El poder hegemónico del imaginario prostituidor toma cuerpo y se evidencia también por medio del lenguaje, que nunca es neutral.

“Las prácticas significativas de la vida cotidiana son el lugar donde la identidad se constituye como forma de representación en la que es fundamental el lenguaje. Por lo tanto, las identidades son construcciones discursivas formadas

y /o reguladas por el discurso; de hecho, no puede haber identidad, experiencia o práctica social que no esté construida discursivamente, puesto que no

podemos sustraernos del lenguaje.”*  

Lenguaje sexista, ficciones altamente pedagógicas, que naturalizan los estereotipos,  discriminación, misoginia, intercaladas con situaciones hilarantes y localismos, que evitan analizar críticamente ese lugar otorgado por los medios a las mujeres, limpiando, cocinando, atendiendo, cuidando, perfumando,  alegremente sometida,  la  madre-esposa,  siempre disponible, o su contratara, mujer-objeto al servicio del varón, siempre disponible y validada por ser deseada, todo regado con una gran cantidad de amor romántico y violencia.

 Esta situación fomenta una socialización de la sexualidad basada en la dominación del  cuerpo de la mujer, juguete o incubadora, pero siempre con dueño, desapareciendo el propio deseo, en función del placer y del bienestar de ese otro dominante, debemos acabar con el sexismo desde nuestros lugares cotidianos, descolonicemos la sexualidad  falocéntrica, heterosexual, y violenta donde se somete o se es sometida.

De no trabajar fuertemente por el fin del sistema prostituyente, no solo se habrá perdido la batalla contra la trata, sino también contra la Violencia hacia las mujeres.

 

 Por ello quienes formamos parte de la Campaña Abolicionista Ni una mujer Más victima de la redes de prostitución- otros grupos Abolicionistas que activan a lo ancho y largo de nuestro pais, seguiremos luchando por la emancipación de la mujer, por la abolición de un estado patriarcal  o sea……por el fin de la  esclavitud sexual