Estimadas y estimados amigos presentes:
Estamos aquí para
celebrar el 6º aniversario de nuestra Campaña Abolicionista “Ni
una mujer más víctima de las redes de prostitución”, una articulación de colectivas,
autofinanciada y autoconvocada que aborda el tema de la trata desde la
perspectiva de interpelar fuertemente a la Institución de la
Desde la Campaña Abolicionista interpelamos a esta sociedad patriarcal
y capitalista, desigual y jerárquica en que la prostitución está organizada
socialmente. Definimos la prostitución como una relación de dominación, abuso y
explotación sexual por parte del colectivo de los varones, que tiene por finalidad
legitimar la violencia y perpetuar las
desigualdades de género, de clase, el racismo, la xenofobia y demás
discriminaciones.
En esta relación interviene fundamentalmente dos partes:
Por un lado están los prostituidores, que son:
1) los prostituyentes, mal llamados “clientes”, a los que responsabilizamos de esta violencia
2) los proxenetas y fiolos…que la organizan
3) todos los que lucran, apoyan o sostienen de alguna manera
el sistema prostituyente ya sea desde la sociedad o el estado con funcionarios
de los 3 poderes, fuerzas de seguridad,
taxistas, remiseros o mozos de bares que entregan tarjetas a prostituyentes
indicando los lugares de explotación sexual, también los dueños o regentes de
hoteles, bancos que lavan el dinero proveniente de la explotación , centrales
obreras que pretenden reglamentarla y la sociedad en su conjunto que la naturaliza.
b) Por otro lado están
las víctimas o personas afectadas.
En cuanto a estas últimas preferimos usar el término personas
en situación o estado de prostitución, para indicar que es una construcción
social, en la nos podemos encontrar en
un momento de nuestras vida, pero de la que se puede salir, como se puede salir
de otras situaciones de violencia, y
además para señalar que las víctimas no son pasivas sino que elaboran
resistencias y mecanismos que les permiten sobrevivir y repuestas individuales
y colectivas para salir de la misma, como ocurre en otras situaciones de
violencia.
La desigualdad entre varones y mujeres está en
la base misma de la prostitución, que implica colocar a las mujeres, travestis,
transgéneros y transexuales en la situación de objeto al servicio de la
satisfacción de una sexualidad masculina construida sobre el dominio. El varón
que compra sexo quiere apropiarse de esos cuerpos y les exigirá comportamientos
serviles, exhibicionistas y humillantes a cambio de dinero. Queremos desenmascarar a ese “varón invisible”
sobre el cual hay una mirada complaciente y aún “justificadora” desde la
sociedad y desde grupos que aun considerando la prostitución como violencia lo
sindican como “víctima” de un sistema.
Sabemos que se han presentado
proyectos para penalizarlo, estamos de acuerdo, pero en un marco donde
se ofrezcan derechos y posibilidades de trabajo y reparación de daño a las
personas afectadas por esta violencia. Son imprescindibles también otras acciones
coordinadas de cambio cultural que
involucren aspectos mediáticos, educativos, de educación en una sexualidad centrada en el placer,
conduciendo a la deconstrucción del sexismo, en fin, todo lo
que sea necesario para desnaturalizar la prostitución.
Queremos reafirmar nuestra convicción de que la prostitución como
trabajo es una contradicción con cualquier política de igualdad en el mundo
laboral, en este tema no hay dos
posiciones hay una sola palabra para escuchar: la prostitución es violencia, es
marginalización que se realiza sobre personas vulnerabilizadas previamente,
es falta de libertad, es perpetuación de
los sometimientos sexistas, es adaptación a la dominación sexual masculina, es violación de los derechos que todos y todas
tenemos por haber nacido personas, fundamentalmente la inviolabilidad de nuestros propios cuerpos,
en síntesis, la aceptación de esta institución y sus prácticas constituye
vulneraciones a los irrenunciables Derechos
Humanos.
El reglamentarismo ha servido para ahondar la trata, la violencia
y la violación de derechos en todos los
países del mundo donde ha aplicado. En nuestro país cuando el posicionamiento del
estado frente a la Institución de la prostitución estuvo basado en el reglamentarismo
(1875) fue el largo período histórico en el que se desarrollaron redes de trata
de “blancas”, como se le decía en ese tiempo ya que las mujeres traficadas
provenían de Europa Central y del Este. Recordemos la importancia que tuvieron estas redes de trata
en el Cono Sur cubriendo el Sur de Brasil, Uruguay y Argentina, especialmente
las ciudades de Buenos Aires y Rosario.
Se destacó la Zwig Migdal,
anteriormente en 1906 se la denominó sociedad Varsovia, una poderosa organización de rufianes que
traficaba mujeres de Europa del este. Aquí vale una referencia a la valentía de
Raquel Liberman, quien habiendo sido explotada por esta mafia en el año 1926 la denuncia. También se
traficaban mujeres entre Francia y
Buenos Aires, esto quedó reflejado en el libro Le Chemin de Buenos Aires, escrito
en 1927 por el periodista Albert
Londres.
Los
rufianes y proxenetas, legalizados por el reglamentarismo, recordemos que cuando
se reglamenta la prostitución lo que se legaliza es la explotación, se asociaban para traficar y explotar
mujeres.
En la actualidad también existen esas organizaciones que hoy reciben miles de dólares del proxenetismo internacional
para volver a embarcarnos en proyectos que degradan nuestras condiciones
sociales, políticas y culturales. Hay
toda una propaganda desplegada que quiere hacer creer que reglamentar violaciones es reconocer
derechos.
El
feminismo abolicionista visibiliza todas estas violencias y propone un mundo
sin prostitución, donde haya derechos e inclusión para todas y todos: derechos
económicos, sociales y culturales, pero también derechos civiles y políticos,
sexuales y reproductivos. Un sistema donde haya políticas de reparación de daños y restitución de derechos para las personas
afectadas. Consideramos que en ningún caso y por ningún motivo se debe
perseguir a las personas en situación de prostitución, por ello pedimos desde
hace muchos años la derogación de los artículos de los códigos contravencionales
y de faltas que, inconstitucionalmente, las penalizan.
Hemos designado a esta
mesa “Estrategias hacia la abolición del
sistema prostituyente “. Hablamos de Sistema prostituyente y así podemos analizar y conceptualizar corriendo el
eje de pensar la prostitución como un
problema de las personas prostituidas y poder mostrarlo como un sistema de relaciones sociales
organizado. Sistema prostituyente que está conformado por todos estos
personajes que he estado señalando al comienzo de mi exposición.
Es aquí y ahora donde tenemos que levantar más que nunca
nuestra convicción ABOLICIONISTA y facilitar todas las articulaciones para defender la igualdad y
la justicia, los DDHH de todas y todos.
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