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domingo, 16 de junio de 2013

6º ANIVERSARIO DE LA CAMPAÑA ABOLICIONISTA - PALABRAS DE NORA PULIDO en nombre de la Campaña Abolicionista - 7 de junio de 2013

Estimadas y estimados amigos presentes:


Estamos aquí para celebrar el 6º aniversario de nuestra Campaña Abolicionista “Ni una mujer más víctima de las redes de prostitución”,  una articulación de colectivas, autofinanciada y autoconvocada que aborda el tema de la trata desde la perspectiva de interpelar fuertemente a la Institución de la
prostitución.

Para nosotras la articulación con la sociedad y con las colectivas o grupos que trabajan estos temas es muy importante. En ese camino que comenzamos hace ya 6  años, realizamos múltiples actividades tales como  reflexiones teóricas, talleres, mesas debates, También acciones públicas, apoyo a familiares de víctimas de las redes de prostitución. Sin duda  la concreción de Jornadas Abolicionistas Nacionales y Regionales a lo largo de todo el país durante los últimos 5 años, son nuestro mayor esfuerzo de organización, y  ha sido posible gracias a las voluntades mancomunadas de nuestras compañeras de otros lugares. Este año es nuestro interés  realizarlas en Santa Rosa - La Pampa, acompañando a Julia Ferreyra que  viene luchando por obtener justicia por la desaparición de su hija Andrea López y reafirmando nuestra exigencia de fuerte condena a Purreta, su proxeneta – desaparecedor que será finalmente juzgado este año,


Desde la Campaña Abolicionista interpelamos a esta sociedad patriarcal y capitalista, desigual y jerárquica en que la prostitución está organizada socialmente. Definimos la prostitución  como una relación de dominación, abuso y explotación sexual por parte del colectivo de los varones, que tiene por finalidad  legitimar la violencia y perpetuar las desigualdades de género, de clase, el racismo, la xenofobia y demás discriminaciones.
En esta relación interviene fundamentalmente dos partes:
Por un lado están  los prostituidores, que son:
1) los prostituyentes, mal llamados “clientes”,  a los que responsabilizamos de esta violencia
2) los proxenetas  y  fiolos…que la organizan
3) todos los que lucran, apoyan o sostienen de alguna manera el sistema prostituyente ya sea desde la sociedad o el estado con funcionarios de los 3  poderes, fuerzas de seguridad, taxistas, remiseros o mozos de bares que entregan tarjetas a prostituyentes indicando los lugares de explotación sexual, también los dueños o regentes de hoteles, bancos que lavan el dinero proveniente de la explotación , centrales obreras que pretenden reglamentarla y la sociedad en su conjunto que la  naturaliza.

b) Por otro lado están las víctimas o personas afectadas.
En cuanto a estas últimas preferimos usar el término personas en situación o estado de prostitución, para indicar que es una construcción social, en la nos podemos  encontrar en un momento de nuestras vida, pero de la que se puede salir, como se puede salir de otras situaciones de violencia,  y además para señalar que las víctimas no son pasivas sino que elaboran resistencias y mecanismos que les permiten sobrevivir y repuestas individuales y colectivas para salir de la misma, como ocurre en otras situaciones de violencia.


La desigualdad entre varones y mujeres está en la base misma de la prostitución, que implica colocar a las mujeres, travestis, transgéneros  y transexuales  en la situación de objeto al servicio de la satisfacción de una sexualidad masculina construida sobre el dominio. El varón que compra sexo quiere apropiarse de esos cuerpos y les exigirá comportamientos serviles, exhibicionistas y humillantes a cambio de dinero. Queremos desenmascarar a ese “varón invisible” sobre el cual hay una mirada complaciente y aún “justificadora” desde la sociedad y desde grupos que aun considerando la prostitución como violencia lo sindican como “víctima” de un sistema.  Sabemos que se han presentado   proyectos para penalizarlo, estamos de acuerdo, pero en un marco donde se ofrezcan derechos y posibilidades de trabajo y reparación de daño a las personas afectadas por esta violencia. Son imprescindibles también otras acciones coordinadas de cambio cultural  que involucren aspectos mediáticos, educativos, de educación  en una sexualidad  centrada en  el placer,  conduciendo a la deconstrucción del sexismo, en fin,   todo lo que sea necesario para desnaturalizar la prostitución.

Queremos reafirmar nuestra convicción de que la prostitución como trabajo es una contradicción con cualquier política de igualdad en el mundo laboral,  en este tema no hay dos posiciones hay una sola palabra para escuchar: la prostitución es violencia, es marginalización que se realiza sobre personas vulnerabilizadas previamente, es  falta de libertad, es perpetuación de los sometimientos sexistas, es adaptación a la dominación sexual masculina,  es violación de los derechos que todos y todas tenemos por haber nacido personas, fundamentalmente  la inviolabilidad de nuestros propios cuerpos, en síntesis, la aceptación de esta institución y sus prácticas constituye vulneraciones a los  irrenunciables Derechos Humanos.

El  reglamentarismo  ha servido para ahondar la trata, la violencia y la violación de derechos  en todos los países del  mundo donde  ha aplicado. En  nuestro país cuando el posicionamiento del estado frente a la Institución de la prostitución estuvo basado en el reglamentarismo (1875) fue el largo período histórico en el que se desarrollaron redes de trata de “blancas”, como se le decía en ese tiempo ya que las mujeres traficadas provenían de Europa Central y del Este. Recordemos la  importancia que tuvieron estas redes de trata en el Cono Sur cubriendo el Sur de Brasil, Uruguay y Argentina, especialmente las ciudades de Buenos Aires y Rosario.  Se destacó  la Zwig Migdal, anteriormente en 1906 se la denominó sociedad Varsovia,  una poderosa organización de rufianes que traficaba mujeres de Europa del este. Aquí vale una referencia a la valentía de Raquel Liberman, quien habiendo sido explotada por esta mafia  en el año 1926 la denuncia. También se traficaban mujeres  entre Francia y Buenos Aires, esto quedó reflejado en el libro Le Chemin de Buenos Aires, escrito en 1927 por el  periodista Albert Londres.



Los rufianes y proxenetas, legalizados por el reglamentarismo, recordemos que cuando se reglamenta la prostitución lo que se legaliza es la explotación,   se asociaban para traficar y explotar mujeres.

En la actualidad también existen esas  organizaciones que hoy  reciben miles de dólares del proxenetismo internacional para volver a embarcarnos en proyectos que degradan nuestras condiciones sociales, políticas y culturales.  Hay toda una propaganda desplegada que  quiere  hacer creer que reglamentar violaciones  es  reconocer derechos.

El feminismo abolicionista visibiliza todas estas violencias y propone un mundo sin prostitución, donde haya derechos e inclusión para todas y todos: derechos económicos, sociales y culturales, pero también derechos civiles y políticos, sexuales y reproductivos. Un sistema donde haya  políticas de reparación de daños  y restitución de derechos para las personas afectadas. Consideramos que en ningún caso y por ningún motivo se debe perseguir a las personas en situación de prostitución, por ello pedimos desde hace muchos años la derogación de los artículos de los códigos contravencionales y de faltas que, inconstitucionalmente, las penalizan.

Hemos  designado a esta mesa “Estrategias hacia la abolición del sistema prostituyente “. Hablamos de Sistema prostituyente  y así  podemos analizar y conceptualizar corriendo el eje de pensar  la prostitución como un problema de las personas prostituidas y poder mostrarlo  como un sistema de relaciones sociales organizado. Sistema prostituyente que está conformado por todos estos personajes que he estado señalando al comienzo de mi exposición.

 Es aquí y ahora  donde tenemos que levantar más que nunca nuestra convicción ABOLICIONISTA y   facilitar todas  las articulaciones para defender la igualdad y la justicia,  los DDHH de todas y todos.







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